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¿Qué objeto he elegido? RELOJ. Parece imposible que este objeto tan cotidiano, nos acompañe a lo largo de la historia desde el…
¿Qué objeto he elegido? RELOJ. Parece imposible que este objeto tan cotidiano, nos acompañe a lo largo de la…

¿Qué objeto he elegido?

RELOJ.

Parece imposible que este objeto tan cotidiano, nos acompañe a lo largo de la historia desde el año el 3500 a. C. cuando los Egipcios crearon el primer obelisco (gnomon) basado en la sombra arrojada.

Me fascina este objeto, no tanto por su utilidad o estética, sino por el concepto que representa: El tiempo. Todo en nuestra vida gira alrededor del tiempo, además, generalmente le damos un mal uso a este concepto y nos genera ansiedad: llegar tarde, no cumplir objetivos, no tener tiempo, perder el tiempo… cuando lo ideal sería extrapolar este concepto y darle una visión positiva: aprovechar el tiempo, disfrutar, amar el tiempo que tenemos y no pensar en el tiempo que nos queda. Esta sensación amarga se acrecienta cuando además, añadimos una espera, una búsqueda incesante de un objetivo que nos condiciona o simplemente un deseo que no tenemos la certeza de que vaya a llegar.

Este último concepto, fue un tema de investigación en un proyecto fotográfico personal llamado ”La Espera”, por lo que me parecía una buena idea seguir indagando en este tema desde un punto de vista social y cultural.

  Prácticas sociales, dimensiones culturales y funciones simbólicas.

    3500 a. C. Egipto: La curiosidad del ser humano por medir el tiempo se solvento gracias a la interpretación del sol, la marea y la luna con el primer reloj: gnomon o reloj de piedra, basado en la sombra proyectada, pero tenía el inconveniente de que en la noche se perdía la noción del tiempo. Esto dio lugar al reloj de agua o clepsidra, (1525-1504 a. C.) que permitía saber el paso del tiempo gracias a dos contenedores con agua que se vaciaban paulatinamente y según su cantidad, se podía medir el paso del tiempo.

    3000 a 2500 a.C. Irlanda, (Condado de Meath): La tumba del pasaje de Newgrange se inundaría de luz en el solsticio de invierno. 1450 a.C. Egipto. El progreso de las civilizaciones permitió desarrollar maneras de medir el tiempo observando el ritmo natural de la luz del sol, dando lugar al reloj de sol.

    500 – 900 a.C China: Se usaron relojes de vela, basados en la regularidad del tiempo de fundición.

    600 a.C Persas: inventaron el Merkhet, herramienta astronómica más antigua conocida.

  Siglo XVI Europa: Las creencias judeo cristianas generaron la necesidad de medir el tiempo en las eucaristías, para ello se usó el reloj de arena. En 1840, Alexander Bain creó el reloj de péndulo.

El impacto que ha tenido en la sociedad el nacimiento del reloj (y su intrínseca relación con el tiempo) ha sido de exacerbada importancia desde su invención, tanto es así que ha condicionado por completo nuestra forma de concebir la vida y de actuar.

La temporalidad es una dimensión única del hombre: nos guiamos por el sol y la luna, el nacimiento y la muerte. Estamos dotados de memoria, una percepción consciente que nos permite diferenciar entre pasado, presente y futuro.

Todo en nuestro día a día depende del tiempo, hasta las cosechas agrícolas (la RAE especifica la definición ”reloj de flora” como las horas en que determinadas plantas florecen) o los días festivos marcados por el calendario lunar.

Se hace latente la importancia que concedemos al tiempo en los dichos populares: ”Tiempo ido, nunca más venido”, ”perder el tren” ”el tiempo es como el discurrir de un río: nunca vuelve” (proverbio chino), ”el tiempo no espera a las personas” (Kotowaza, proverbio japonés).

Debat2el Joc d´objectes

  1. Jordi Serra Franch says:

    Bona tarda, Gloria.

    A mi em fascinen els rellotges. Especialment els mecànics, automàtics o de cora i en els que de vegades pots veure el moviment del mecanisme.

    Més enllà de la seva utilitat real, crec que els rellotges tenen un gran poder evocador.
    Quan es feia la 1a Comunió, era tradicional regalar un rellotge als nens i nenes, com una mena de confirmació d’aquest ritus de pas.
    Els rellotges també ens recorden als nostres pares o avis si, com era normal, portaven “sempre” el mateix rellotge.

    I també en la literatura els rellotges han tingut el seu protagonisme.
    El conill d’Alícia al país de les meravelles consultava el rellotge de manera compulsiva mentre es queixava de que feia tard.
    A la màquina del temps d’HG Wells, era un rellotge el que marca l’avanç o el retrocés del temps.
    I a l’univers creat per Lev Grossman a Los magos, un munt de rellotges parats dibuixen una espècie de no temps.

    Però els rellotges també són una senyal d’estatus o un adjectiu per les nostres persones. Un rellotge més o menys ostentós significa alguna cosa.
    Als anys vuitanta es van posar de moda els rellotges Swatch, que van convertir-se en objecte de consum pel seu baix preu i els seus dissenys estridents que feien necessari canviar-los periòdicament.
    Ara mateix, en que estan de moda els ginys electrònics que no paren de comptar la nostra activitat diària, optar per un rellotge analògic és tota una declaració d’intencions.
    I, fins i tot, el no-rellotge, és a dir el “no dur rellotge” també significa alguna cosa i és una mostra de rebelia cap el sistema o el que és “normal”.

  2. Gloria Franco León says:

    Moltes gràcies per la teva aportació, és molt interessant! Aprofundiré en les obres que comentes, ja que m’agradaria seguir indagant en aquest tema. També l’escriptor Haruki Murakami dóna molta importància a el temps i als rellotges és les seves obres.

    Feliç setmana!